sábado, 13 de abril de 2013

EL HUMO DE LAS PROMESAS

Hay momentos, en política, que uno debe asumir sus errores y dar cumplida respuesta a lo que se anuncia, en beneficio de la mayoría de los militantes del partido y por el buen funcionamiento del mismo. Lo digo porque hace ya más de un mes desde que Benítez ganara la Asamblea socialista, y los rivales de este anunciaron antes de la misma que presentarían su renuncia al acta de concejal si perdían la Asamblea.
Anunciaron por activa y por pasiva que representaban el cambio del PSOE en nuestra localidad. Que debía haber un cambio generacional. Pero ellos eran quienes dirigían el PSOE entonces, y quisieron asaltar la alcaldía de Castilleja queriendo vincular la elección de secretario general del PSOE en Castilleja con la alcaldía. Pretendían mantener el poder en la ejecutiva, y hacerse a la vez con la alcaldía que no les dieron las urnas.
Enseñaron a la militancia el documento que ambas facciones habían firmado aceptando que quien perdiera se iba, pero lo esgrimieron como último recurso de convencer a la sufrida militancia de que se iban a tomar medidas contundentes. Pero mintieron. Y lo hicieron a sabiendas de que lo que vendría después sería aún más escandaloso que lo trascendido en los últimos años.
Quienes debían haber convocado la Asamblea hace meses sabían que tenían mucho que perder y nada que ganar. Buscaron por todos los medios quitarse al rival de en medio por la vía de la inhabilitación, de la sanción, de la expulsión del partido, sin importarles lo que pensaran los militantes. Había que deshacerse de Benítez a toda costa. Pero como los números no les eran propicios, ni recibían la ayuda necesaria de los jefes provinciales, dilataron en el tiempo la celebración de la Asamblea para ver si los “jefes” les resolvían la papeleta y así podrían celebrar la Asamblea con una sola candidatura. Muy democrático, sin duda.
Pero el tiro les salió por la culata, y maniobrando como si se pretendiese salvar al partido de las manos de un Benítez alocado, pretendieron engañar a sus compañeros diciendo que se convocaba la Asamblea echándole los reaños necesarios para liberar al partido del caudillaje de Benítez. Y anunciaron la fecha de celebración.
Durante las intervenciones en la Asamblea se sacó de nuevo el papel con el compromiso de renuncia de los perdedores… y ganó el Caudillo, por mayoría. Luego se han querido maquillar los resultados, alegando los perdedores que ha sido gracias a los estómagos agradecidos de quienes trabajaban en el ayuntamiento. Como si la historia no fuera con ellos, y desconocieran las prácticas que su partido viene realizando desde tiempos inmemoriales.
Se dedicaron a vender honestidad, compromiso, lealtad, humildad. Pero la realidad es que una vez más vendieron humo. Práctica muy seguida entre facciones políticas, y en este pueblo más a menudo de lo que nos gustaría.
¿Dónde están los perdedores? Desaparecidos. En un arranque de genialidad y desvergüenza han querido mantenerse en el sillón diciendo que han puesto sus actas a disposición del partido, y como un Pilato traidor se han lavado las manos en espera de tiempos mejores. Y esperando a que la memoria de pez que solemos tener los castillejanos haga su cometido y nos olvidemos de lo ocurrido.
Los adalides del cambio han desaparecido. Han escondido la cabeza como los avestruces y solo aparecerán para asistir a los plenos y levantar la manita obedientemente. Solo uno de los cuatro magníficos ha cumplido con su compromiso presentando su renuncia al acta. Asqueado de la política castillejana, el Sr. Del Saz ha sido honesto consigo mismo y con los compañeros del partido, y ha abandonado esa casa de locos en que se ha convertido el PSOE de Castilleja. Un caballero, un señor, un militante leal que entiende que lo mejor es hacerse a un lado y dejar trabajar a quienes tienen la responsabilidad. Los otros están ahí, siguen ahí, y (según rumores) parece que torpedeando la lista de los que han de sustituirles, seguramente para que los “jefes” se vean en la obligación de mantenerles como concejales por falta de munición.
La dignidad en política se esconde tras el humo de las promesas. La asunción de responsabilidades es un concepto muy incómodo para quienes viven de la política, cobran un sueldo del erario público, y pueden ver peligrar su estatus económico…
Y en la otra orilla, la acusada por vejaciones sigue sin asumir su responsabilidad. Ni tan siquiera ha tenido la dignidad de poner su cargo a disposición del partido para que decidan por ella. No vaya a ser que la pongan de patitas en la calle.
Castilleja, no olvides. Estos no están por amor a ti. Están por amor al poder y al dinero. Los que son de Castilleja "por los cuatro costados" y los que no, sólo te quieren para forrarse el lomo con billetes.